Nueva cita en El Sótano para disfrutar de los Sábados Eléctricos. Garage rock y atmósferas oscuras por parte de The Garage Players y Muerte Mortal.


Noviembre quiso despedirse de manera gamberra con un concierto basado en la ironía y chulería madrileña convertidas en música. La cita tuvo lugar en El Sótano (recomendadísima), ubicado en el castizo barrio de La Latina. Dato a recordar en las siguientes líneas. Los Sábados Eléctricos, organizados por Madrindie Producciones, volvieron a tomar el pulso a la noche suburbana por medio de Muerte Mortal y The Garage Players.

El público en ocasiones es tímido y se anula ante lo desconocido. Evita pagar una cantidad irrisoria por ver a grupos (casi) desconocidos y prefiere posturear desembolsando medio riñón a costa de dejarse ver en conciertos donde uno tiene que estar para, simplemente, dejarse ver. Mal. Muy mal. Si no se apoya al underground y a bandas emergentes, este barco se marcará un previsible Titanic. Tristemente, fuimos pocos (aunque fueron sumándose público al cotarro) los que nos reunimos en los bajos de El Sótano para disfrutar de buenas dosis de garage sucio y punk oscuro. Una pena.

Los primeros en dejarse ver fueron Muerte Mortal, trío de la capital que campa a sus anchas entre el punk enérgico y la querencia por el tenebrismo. Semifinalistas del concurso de bandas de Capitán Demo de 2015, se dejan ver por las salas mientras apuran la salida de su primer largo. Voz femenina grave en sintonía con un protagonista bajo que marca el tempo y el camino hacia unas sensaciones emo. Sin embargo, resultan un trampantojo perfecto tras descubrir que sus letras se encuentran a medio camino entre el surrealismo cómico de Chico y Chica y el lirismo de El Columpio Asesino o Dolores. Las bondades de acudir con la oreja limpia de prejuicios hace que una haga descubrimientos como el de Muerte Mortal. Ciertos dejes ochenteros se dejaron ver en temas tan inolvidables como “Noche de Fiesta”, “En mi pueblo” o “Contertulio”. Bendito humor.

A continuación, llegó el turno de The Garage Players. Desconozco qué ingrediente secreto lleva su cerveza pero cada vez que se les ve, mejor tocan. En esta ocasión se encontraban presentando su último trabajo, Horas Extras en el Circo, aplaudido por crítica tras su paso por el Monkey Week. Con un sonido potente y una sincronía envidiable fueron capaces de movilizar a los parroquianos, compartir vinilos (incluido el de Isabel Pantoja) y ofrecer una más que correcta interpretación del garage clásico más latino. Han continuado desarrollando las bondades de los coros, ese plus de energía que se funde con el calipso y sonidos incluso orientalizados (“China de la esquina” puede considerarse su nuevo hit) y resultan solventes tanto en el apartado instrumental como en el vocal, tal y como demostraron en las interpretaciones de “Karpin” o “Sólo con Hielo”. Final apoteósico.

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