En esta nueva entrega conoceremos a Soledad Vélez, que participará en el resucitado y vitaminado Festival Internacional de Benicàssim. Si bien el problema del FIB estaba en los cabezas de cartel y no en su siempre destacable parte baja, este año ha equilibrado cada escalón.


Pongámonos en antecedentes, y no en los de Soledad Vélez. Hablar del FIB es hablar de la historia reciente de la música española, del que fue el festival entre festivales. Sin el FIB, el boom que vivimos hoy lo habría provocado otro evento, pero no fue así, la moda festivalera se inició en Benicàssim. Su cartel en los últimos años había causado más de una decepción, pero en los últimos tiempos -más allá de gustos personales- parece haber recuperado el poderío económico y mediático de antaño. Entre tanto gran nombre –Major Lazer, The Chemical Brothers, Muse, Disclosure, Kendrick Lamar– hay que buscar en el subsuelo para ver si la cita de Castellón es tan buena opción como cualquier otra. Y aquí el FIB nunca decepciona, su parte baja del cartel es siempre interesante.

Cuando vi el cartel por días centré mis miradas en Soledad Vélez, que actuará el sábado 16, un día grande, en el que pasarán por allí Muse, Disclosure o Delorean. Vélez ha sacado disco recientemente, el 11 de marzo. La artista chilena afincada en Valencia se ha sumergido en la electrónica para construir un álbum cuyo título lo dice todo: Dance and Hunt. El elepé es electrizante en todos los sentidos, y sería injusto catalogarlo con la simple etiqueta “eléctronica”. Esencialmente lo es, pero si al rock o al pop le ponemos apellidos, no debemos flaquear a la hora de describir mejor su sonido. ‘Jeanette‘ invoca su voz cargada de personalidad a la vez que una instrumentación barroca construye paisajes misteriosos para que Vélez las atraviese; en ‘Knife‘ se atreve con ritmos y sonidos más rockeros; y en ‘Nightmare‘ aparecen ingredientes lisérgicos que nos hacen navegar en un mar de ácido sin caer en él. Destaca también ‘Thunderstorm‘, un corte más comercial que si bien en su escucha casera no me ha apasionado, en directo va a impresionar y a hacer bailar.

Vélez no ha huido del folk en Dance and Hunt, pero sí que ha tratado de darle una vuelta de tuerca a su música. El resultado es magnífico: un álbum repleto de buenas letras y de melodías diferentes. La versatilidad parece ser la mayor fortaleza de la cantante y compositora. Solo falta comprobar su desempeño con este disco sobre los escenarios, y sobre todo en las tablas festivaleras. En este sentido, sus trabajos previos la avalan, y si les sumamos este magnífico Dance and Hunt, Soledad Vélez no solo es un factor diferencial dentro del cartel, sino que además su concierto será de asistencia obligatoria.

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