Era agosto, era domingo y era Madrid. Jugaban el Real, el Atlético y los Juegos Olímpicos de Río vivían su última noche. Pese a todo, Jacco Gardner logró congregar a más de un centenar de fieles en la sala Galileo Galilei.


El neerlandés poco tiene que envidiarle a las grandes estrellas del deporte que se han colado en nuestros televisores estos días, su talento es tan grande que uno parece descubrir el infinito en su obra. Porque Jacco Gardner es como algunos de esos atletas, más en concreto como los que participan en pruebas de deportes que son minoritarios en nuestro país, pero a los que acabamos enganchados por sus gestas. Uno acude a un concierto de Gardner y al salir tiene ganas de convertirse a la psicodelia para hacer magia con la guitarra. Porque lo que hace Jacco Gardner no lo hace cualquiera, porque con su destreza inundó la sala trasladándonos al Londres de finales de la década de los sesenta, cuando el ácido reinaba en la noche más underground. Tan empeñados parecemos en querer avanzar -en ocasiones desarmados de argumentos- hacia el futuro de la música que parece que no queramos disfrutar de la música que nuestros abuelos no pudieron vivir por culpa del franquismo. No nos llevemos a falsos engaños publicitarios: Pink Floyd, The Beatles o The Soft Machine tienen una obra mucho más interesante que el Dúo Dinámico y que dios me perdone, pero también más interesante que la de Raphael. De los citados artistas británicos bebe Gardner, así como de otras bandas de culto de los setenta que construyeron el rock progresivo y pusieron las bases de la hoy ya hiperdesarrollada música electrónica. Intercalando canciones de su Cabinet Of Curiosities y de Hypnophobia, Gardner logró un directo apabullante y seductor, llevándonos a aquellas legendarias fechas que no pudieron disfrutarse igual en Madrid que en el resto de Europa.

Jacco Gardner actuando en la sala Galileo Galilei.

Sobre las diez de la noche el menudo genio de Hoorn, con su característica figura cuasi élfica, se subió a las tablas de la sala Galileo Galilei junto a sus compinches. Todos ellos iban perfectamente caracterizados con un estilismo que algunos calificarán de vintage y otros de hortera, pero ¡ay amigos!, qué importante es ir uniformado. Los héroes de la psicodelia comenzaron a interpretar las primeras notas de un concierto que acabará siendo uno de los más provechosos del triste verano de la capital. La clave del concierto concierto fue la de mezclar sus canciones más oscuras con las más luminosas. Pese a que la combinación pueda asustar de primeras, el público fue entrando en trance poco a poco hasta acabar extasiado. Algunas asistentes incluso se animaron a bailar al estilo de la mítica UFO londinense, convirtiendo a la banda en una reunión de ministros del tiempo. Sonaron los acordes de ‘Another You’ para abrir la noche y tras ella lo hicieron ‘Hypnophobia’, ‘Face To Face’, ‘Brightly’ y ‘Outside Forever’ de Hypnophobia. El contraste lo pusieron las canciones del Cabinet Of Curiosities, que con su sonido dulce pero barroco le dieron el punto de lustre necesario al setlist. No faltaron las ya clásicas ‘Watching The Moon’, ‘Chameleon’, ‘Where Will You Go’, ‘Puppets Dangling’ y de ‘Clear The Air’. No estaría de más incluir la maravillosa ‘Grey Lanes’ a la lista de canciones, su función como interludio entre temas o como precursora de una jam instrumental debe ser un tema a estudiar por Gardner.

Además del momento culmen de la noche que fue la maravillosa interpretación de ‘Before The Dawn’. En ella aparecen todos los ingredientes de la evolución sufrida por Gardner -y disfrutada por sus seguidores- en estos pocos años, una evolución que lo ha llevado a reunir a un grupo de músicos inmejorables para llevar su directo a otro nivel. ‘Before The Dawn’ se fue apareciendo trazo a trazo, tramo a tramo, hasta quedar completa, envolviendo a los presentes en una maraña de sonidos de la que nunca querrían salir. Una locura de tintes etílicos bien diferenciada en comparación con el resto de temas que sonaron durante la noche, la mayoría de ellos más preciosistas y evocadores de paisajes menos enrevesados.

Jacco Gardner es un artista que juega con la imaginación del oyente, que usa su talento para presentarnos por enésima vez la dualidad entre lo conocido y lo ignoto, entre la luz y la oscuridad, invitando a todo oyente a viajar para verse desde fuera para conocerse mejor y devolviéndonos a la realidad una hora después.

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