Todos los raros fuimos al concierto del gran telépata de Dublín. Parece que el clásico de Love of Lesbian define a la perfección la noche del pasado 20 de febrero. Con la diferencia de que todos esperábamos a Glen Hansard, en lugar de a John Boy.
Glen Hansard, el líder de The Frames, banda irlandesa de referencia desde hace ya más de 25 años, ex miembro de The Swell Season junto a Marketa Irglová, con la que volverá a compartir escenario pronto, ya que será la telonera de la segunda parte de esta gira. Glen Hansard, ese Glen Hansard, estaba aquí para presentar Didn’t he Rumble (2015), estaba, y de muy buen humor. Ya que durante las más de dos horas que duró el concierto, se sucedieron las bromas, la conexión con el público (silencioso, respetuoso, y conmovido en todo momento), y el buen ambiente con sus compañeros de escenario.
Luces apagadas y sin anestesia, comprobamos de primera mano que al irlandés no le afectan los kilómetros y los conciertos (la noche anterior había estado en Barcelona, y la siguiente sería su última fecha en España, esta vez en Bilbao). El concierto comienza al igual que su último disco, ‘Grace beneath the pines’, pero con una diferencia, no había necesidad de emplear microfonación, solo la sección de cuerdas, y la garganta del cantante fueron necesarios para despertar la primera ovación del público, extasiado tanto por la primera toma de contacto, como por el hecho de que era la primera oportunidad de disfrutar de la presencia de Hansard en Madrid tras tres años, y esta vez en un Teatro Nuevo Apolo lleno hasta la bandera.
Turno para ‘Winning Streak’ y, primera sorpresa de la noche, una duda que merodeaba por la mente de los primerizos. ¿Habrían canciones de la película Once (2006)? Y es que, la película de John Carney, protagonizada por el propio cantante y la ya nombrada Marketa Irglová, se llevó hace ya la friolera de ocho años el Óscar a la mejor canción original con un ‘Falling Slowly’, que aún pone los pelos de punta. Pues, sí, parece que el dublinés estaba dispuesto a satisfacernos, ya que disparó pronto la primera bala de esta banda sonora, era ‘When your mind’s made up’, aún más desgarradora que la propia versión original.
Una sucesión de nuevas y viejas canciones, que cumplieron su cometido de atraernos a este último disco, de la mano de ‘High hope’, ‘My little ruin’ o ‘Song of good hope’ entre otras, nos llevaban al momento más esperado de la noche. Glen Hansard se queda solo en el escenario junto a su característica y destrozada guitarra acústica para interpretar una serie de canciones que acaban con ‘Falling slowly’. No es un secreto que el público estaba sensible, y es que, si bien es cierto que gran parte del público soltó alguna lágrima durante el concierto, una gran parte fue durante esta canción.
Turno para ‘McCormack’s Wall’ y la enérgica ‘Lowly Deserter’ seguida de un ‘Way back in the way back when’ con la colaboración del público. ‘Wedding Ring’, y cuando nos queremos dar cuenta, Glen Hansard está abandonando el escenario.
Luces fuera, y el propio Glen pasa corriendo por el pasillo, para subir al segundo anfiteatro y cantar junto a sus dos guitarristas dos nuevas joyas de Once, esta vez ‘Say it to me now’ y ‘Gold’. Aún quedaba mecha, donde destacamos especialmente ‘Drive all night’, de Bruce Springsteen, versionada en estudio junto a Eddie Vedder (Pearl Jam), y un final a la altura de la mano de ‘Her Mercy’.
¿Qué pasa cuando el concierto acaba? Que la gente tiene ganas de más, y, Glen Hansard es capaz de conseguirlo, puesto que una vez desmontado todo, el cantante sale por la puerta principal del teatro, ovacionado por los que nos negábamos a que la noche acabase así. Firmando cada objeto que se le acercase, sacándose infinidad de fotos, y manteniendo conversaciones con todos y cada uno de nosotros.
Un espectáculo más que recomendado, y es que nadie salió defraudado de una noche irrepetible.