Belize es una joven banda pamplonesa que con su primer álbum homónimo cuenta con la aprobación de la crítica y que, a la vista de sus conciertos, también con la del público.


Alex Hyde fue el encargado de inaugurar en la velada el escenario de La Ley Seca de Zaragoza el pasado viernes, 20 de noviembre. Siempre es un placer escucharle, tiene una voz que unida al sonido de su guitarra y su armónica, crea unas atmósferas intimistas con las que sentirse reflejado en las letras de sus canciones.  Lidió con una sala habladora en principio, pero que poco a poco se rindió a su música.

Tras él, Ana y Ángel hacían acto de presencia para cantar solos ‘Stab my heart’. Extrañó que comenzasen por la más conocida de sus canciones pero todo tenía una explicación. La dimensión de la sala se prestaba a experimentar y era la primera vez que, en su gira, se encontraban con un público tan cerca, tan a pie de escenario.

Para la segunda canción, invitaban a María que se uniera en ‘Little secrets’ con su violín. El silencio respetuoso, tras los aplausos, inundaba el espacio y nos encontramos absortos en la cadencia musical de un formato casi acústico.

Una versión de ‘Strange things will happen’ canción de The Radio Dept que aparece en la banda sonora de la película Bon Àppetit, concluía con este regalo, una tríada que nos hace recordar que hace mucho que no os ofrecemos uno de  nuestros acústicos y que Belize sería un candidato ideal para la ocasión. ¡Quién sabe!

Con la formación completa, ahora sí, nos presentaron su trabajo en el mismo orden que en su álbum.

Agradecidos por la acogida en su primer concierto en la ciudad, reconocían que no conocían mucho de Zaragoza, pero podemos asegurar que podrán disfrutarla en ocasiones venideras.

‘Egos’ fue el primer tema que hizo tambalear la quietud de los que nos encontrábamos e incluso alguno se atrevió a tararearla tímidamente. Pero fue a partir de ‘Tó-Ji’ cuando la invitación al baile tuvo la respuesta esperada.

‘Little secrets’ y ‘Saudade’ continuaron con la fiesta y, casi sin apenas espacio en el escenario, sus movimientos ejercían de imanes sobre nuestros pies.

‘Los ritmos de la ciudad’ fue una de las que mejor sonaron en un directo que nada tiene que envidiar a la grabación y que, de hecho, se enriquece a base de juventud, frescura y energía.

Generosos en sus bises con versión de ‘Teenage Wasteland’ de Who incluida, se despidieron de una sala llena que poco a poco fue entrando en el ritmo que ellos marcaron y que les esperará con los brazos abiertos para una próxima ocasión. Una duda en cuanto a mi asistencia que se disipó sin esfuerzo convirtiéndose en placer.

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