Los toledanos Labs Trapp cuelgan el cartel de “no hay entradas” en el último concierto en Madrid de su último ep, Manual de Instrucciones del Insomnio. Junto a ellos, estuvieron los burgaleses Wolf en Maravillas Club el pasado sábado 29 de octubre.


El último fin de semana de octubre llegaba a Madrid con una clara premisa: hacer de la noche del sábado la mejor despedida posible para Labs Trapp. No, no. Que no cunda el pánico. Lejos de recorrer camino por solitario o en otros proyectos, los toledanos necesitan parar durante un pequeño período de tiempo y guardar los recuerdos de un ep que les ha dado más alegrías que disgustos (y eso en este mundo que nos ha tocado vivir es mucho): Manual de Instrucciones del Insomnio. Para quien no estuvo presente, la noche del 29 de octubre en Maravillas Club los Labs Trapp jugaron en casa.

En un fin de semana en el que las ofertas musicales se cebaban y contraprogramaban entre ellas en la capital, un grupo hecho a sí mismo como Labs Trapp fue capaz de vender más de cien entradas en una ciudad que si bien les ha acogido con los brazos abiertos, no deja de ser su segundo domicilio. Aún quedan fechas en el calendario con el que despedirán su Manual de Instrucciones del Insomnio, pero la visión de una abarrotada sala Maravillas quedará en la retina del cuarteto manchego durante años. Podría estar hablando del juego de luces final que encendía cada celular como si de una espada láser de bolsillo se tratase, del sonido y afinación con el que sonaron Labs Trapp, de la conexión que mantienen (y duplican y elevan a la enésima potencia) en cada nuevo concierto que pasa por ellos y del rugido musical con el que se presentaron los burgaleses (pintados y pintones) Wolf en Madrid como previa a la traca final. Podría hacer una crónica al uso basándome en los pilares que sustentan esa máquina cada vez más asentada y trabajada y en la profundidad que ganan en directo temas como ‘Final Perfecto’, ‘Grita’ o ‘Morir’. O de la obsesión por Freddie Mercury. Pero sería muy aburrido. Labs Trapp sudan, se ponen nerviosos y disfrutan en el escenario como si se tratase del primer encuentro de cama con su amor platónico. Un buen día me dijeron que si puedes imaginarte a una persona follando es que es de fiar. Y a Labs Trapp siempre me los he creído. En un panorama nacional en el que parece necesario fichar por grandes sellos, grabar en estudios bien situados, contratar a agentes de comunicación con contactos para que te recoloquen en toda agenda cool que se precie y el amiguismo es necesario para acaparar giras, presencias en festivales y colapsar las radios, es de agradecer (e incluso emocionante) que una banda que se ha hecho a sí misma a base de trabajo constante, cabezonería y determinación consiga terminar gira con un sold out. Es ilusionante comprobar como se han puesto el traje de Juan Palomo para mover Roma con Santiago para salir a conocer España, girar por otras ciudades, llamar a las puertas de los medios especializados e irse ganando la atención del público (fiel). Llamarme loca, pero la cara de felicidad durante el concierto tendría alguna razón. Y no creo que sólo fuera por la Dougall’s Raquera (fabulosa, por cierto). Manual de Instrucciones del Insomnio llega a su fin, pero según mi ojo clínico el tercer capítulo de la saga de Labs Trapp vendrá con un (aún) mejor futuro.

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