Pareciera haber sido cosa del destino encontrarme un día un cassette titulado Café Tacuba, no sabía que era, tenía más o menos 12 años, pero el ocio me llevo a escombrar todas las cosas que tenían mis padres en una caja de esas que se les acostumbra a llamar “del recuerdo” y escuchar ese cassette.
Era raro, no estaba acostumbrado a escuchar ni a analizar la música, no tenía noción de lo que oía, pero desde el primer instante en que sonó “Noche Oscura” en mi grabadora, supe que no sería una banda de las que me aburrirían al poco tiempo, me llamo la atención su sonido y la peculiar voz que gritaba y hacia que yo también quisiera cantar.
Deje de hacer todo, no hice caso a las cosas que estaban regadas en el piso y me acosté en el sillón a escuchar “Las Batallas”, por un momento me traslade a otro mundo, creo que sucedió en el mismo instante que silbé la parte que es tocada con melódica.
Pasaron cinco años para que pudiera ver a la que se convertiría en una de mis bandas favoritas en un gran escenario, sucedió en el festival Vive Latino 2012. Pase junto a un amigo y el club de fans más de siete horas pegado a la valla del escenario principal, esperando el espectáculo que daría Café Tacvba. Esa vez casi me desmayo entre tantos empujones, falta de líquidos y el exceso de calor, estaba a punto de pedirle a los de seguridad que me ayudaran a salir, pues sentina que no resistiría más. Ya le había hablado al policía, pero justo en ese momento las luces se apagaron, el show comenzó y las lágrimas se me salieron, ya no quise retirarme de la multitud, como por arte de magia deje de sentirme mal.
Mi segunda experiencia frente al cuarteto de Ciudad Satélite fue en el concierto de diciembre de 2013 en el Palacio de los Deportes. Fue muy chistoso porque yo solo iba con mi amigo Carlos, y él iba con el club de fans, a ellos yo no los conocía, sin embargo, trate de hacer amistad. En un momento oí hablar a los organizadores de Lado B Tacvbo, decían que les habían permitido pasar a la prueba de sonido, yo no tenía esperanzas de entrar puesto que no era ni de sus amistades, pero la suerte o la astucia estuvieron de mi parte, me logré “colar” entre las 15 personas que presenciarían los primeros momentos de la banda en el recinto haciendo sound check. Aun no lo creo, pero sucedió, aun me rio de lo afortunado que fui, las lágrimas se me salieron por completo, estaba viendo a una de las más grandes bandas del rock latinoamericano antes de su presentación, en medio de un escenario que pocas horas después estaría lleno con cientos de personas coreando sus canciones. Definitivamente fue uno de los mejores días de mi vida.
Hoy se cumplen 25 años de la primera tocada de Café Tacvba en el Hijo del Cuervo, en Coyoacán, Ciudad de México, una banda que ha logrado trascender por su gran trabajo y compañerismo en todo este tiempo, 25 años que no han sido fáciles, mismos en los que se han renovado constantemente y, que si ninguno de sus discos se parecen entre sí, es por la autenticidad que tiene cada uno. 25 años en el que han entregado en su música grandes sentimientos y que, como público, les estaremos siempre agradecidos por darle un ritmo a lo que creíamos que no lo tenía, hasta el grado de llamarlos el soundtrack de una vida.
Sé que hay muchos fans allá afuera que como yo tienen una historia que contar, y que líneas de sentimientos podrían brotar de un momento a otro al recordar esos momentos “tacvbos”. Me permito este espacio para hacer una gran felicitación a la Café Tacvba por estos 25 años, 25 años de “darle duro al taconazo”.
Fotografía por Enrique Abundio