Entrevista a Inlogic tras la publicación de A través del tiempo, disco de cambios que estarán defendiendo en la Galileo de Madrid el próximo 4 de marzo.


Después de doce años, Inlogic cambia al español. ¿A qué se debe ese cambio?¿Renovarse o morir?

Javier: Yo creo que era la evolución natural del grupo. Nos lo pedía el cuerpo. No por nada relacionado con una mayor acogida por parte del público ya que con doce años de carrera sabes lo que hay. Nuestro objetivo siempre ha sido hacer buenas canciones y, de hecho, teníamos un disco entero grabado en inglés…

¿Así que lo tenéis en la recámara?

Javier: Bueno, por ahí andará (risas). Teníamos quince, dieciséis canciones terminadas y vimos que era algo que ya habíamos hecho anteriormente. Y no queríamos eso. Además, Inlogic tiene unas circunstancias particulares y es que en estos doce años siempre hemos sido los cuatro. Probablemente porque somos amigos y se basa en ello. Por eso, es curioso ver como evoluciona una amistad a la vez que cambia un planteamiento musical. Un día Óscar trajo una canción en castellano cuando normalmente solía traer la melodía únicamente o letra en inglés, y nos sorprendió a todos. Todo el sentido nos animaba a hacer un disco diferente, nos picaba la curiosidad ya que suponía un viaje diferente. Y nosotros somos libres en ese aspecto ya que siempre hemos sido independientes, bien porque no ha habido otra bien porque no nos convencían los planteamientos. Y, aparte, hemos trabajado cada disco como si fuera el último. Tras terminarlo, ves si ha tenido su recompensa emocional y si te apetece te lanzas a tocarlo. Hay otras veces que necesitas tu tiempo para volver a pensar en otras cosas.

Grabasteis el disco en un pueblo de Guadalajara…

Javier: Sí, en Chillaron del Rey. Fue un planteamiento totalmente distinto a lo que hemos hecho en otras ocasiones. Siempre habíamos grabado en estudios grandes y quisimos que esta vez fuera más humano. En un estudio tienes tus horas cerradas y depende de que encajes con el personal del estudio. Pensamos que estaríamos de esta manera más tranquilos y estuvimos un año probando cacharros, comprando material…nos ayudó un amigo nuestro que era técnico de sonido que nos acompaña en ocasiones pero tampoco tenía mucha idea de producción. Ha sido un proceso de autoproducción absoluto.

¿Puede decirse entonces que, hasta la fecha, es vuestro disco más personal?

Javier: Totalmente. El más personal y el más completo a todos los niveles. Ha costado menos trabajo que otros discos aunque sí ha conllevado una implicación emocional diferente. Incluso mayor. Sobre todo con el tema de la producción. Para que te hagas una idea estuvimos mirando casas para ver la acústica, leyendo foros de técnicos, etc. Todos somos unos apasionados de la música y tenemos nuestros pequeños estudios en nuestras casas, pero nunca a esta escala (risas).

Habéis contado con muchas colaboraciones instrumentales de personajes conocidos como Víctor Cabezuelo, Daniel Serrano, Iago Vilela…

Javier: Todos son amigos nuestros que hemos ido encontrando en estos doce años. De hecho, Víctor (Cabezuelo) ha estado mucho tiempo en Inlogic y en nuestros directos si no puede venir él, es Daniel (Serrano) quien nos acompaña. Después a Iago le echamos muchos de menos en las actuaciones y siempre intentamos que venga. Ten en cuenta que en este disco las percusiones están muy altas y esa potencia se echa en falta en el vivo cuando no tocamos con él.

De todas maneras, el disco suena muy a directo. Te lo puedes imaginar perfectamente.

Javier: Sí, totalmente. De hecho, los teclados se intuyen en algún tema pero no están muy altos. El esqueleto que se ve es acústica, eléctrica, bajo, percusión y batería y dos voces.

La portada y las imágenes del disco son inquietantes.

Javier: La portada es Alcalá de Henares y la imagen interior es la carretera de Toledo. El diseño es de un amigo nuestro que también se encarga de hacernos los vídeos. Era la primera vez que hacía una portada de disco y le dimos total libertad. Su idea era unirlo a través del tiempo pero en una espacio futuro en el que la gente está bastante más en paz. Personalmente, la imagen que me fascina es la de la portada. Ese gesto de tranquilidad mientras flota paseando por el campo (risas)…

Mirando títulos, leyendo letras y escuchando los temas. ¿Se nota que estamos más mayores? (risas)

Javier: Estamos más mayores biológicamente (risas). Al final son letras muy similares a las que hacíamos en ingles pero, seguramente, antes no se llegaba a la sustancia. Para nuestra generación (finales de los setenta y primeros de los ochenta), el referente a nivel social es que somos hijos del cáncer. Nosotros con 26 no pensábamos en toda la contaminación de sentimientos que te habían inculcado que no valen para nada. Con 34 compruebas que incluso cosas que te han contado tus padres fallan, y te vas deshaciendo de ello para buscarte un camino. Esto es una mierda en muchos sentidos, pero también maravilloso en otros. El disco es melancólico, pero a la vez optimista.

Me recuerda a ese viaje de fin del verano. Que combina ambas cosas.

Javier: Sí, tiene un volver. Está hecho bajo la idea del renacer con la dificultad que ello conlleva.

‘Trastos viejos’ ha sido el tema elegido para presentar el disco.

Javier: Subimos ese tema a Bandcamp como adelanto de lo que sería el disco. La elegimos porque creemos que su mensaje era sencillo e iba a gustar a la gente aunque al principio les chocara ese cambio al español. Al principio de hecho no iba a entrar en el disco y luego mira (risas). Es un tema cantado con mucho sentimiento. En ese sentido hemos cuidado mucho el sentimiento al usar las dos veces. Ahí es donde se nota que no somos bilingües.

¿Habéis pensado hacer videoclip?

Javier: Sí, estamos en ello. Pablo Belda (que también ha hecho la fotografía del disco como hemos dicho anteriormente) empezó a grabar, pero paró porque no le gustaba nada lo que estaba haciendo. Acaba de retomarlo (risas). Nosotros, además, no queremos que lo haga otra persona. Tiene una evolución muy próxima y paralela a la nuestra y mejor que él no va a poder hacerlo nadie. Tiene una carga emocional muy importante.

En ‘Impostores’ la metáfora entre política y relación tóxica parece evidente.

Javier: No tiene carga política, pero sí que es uno de los temas con mayor rabia. Es un ‘deja de joderme, de mentirme y tocarme los cojones’.

En ‘Ya es tarde’ también hay esa rabia, aunque quizás más relacionada con la infidelidad.

Javier: No (risas), más bien se trata de una decepción personal, más el hecho de haber ofrecido algo que no supiste entender o tomar. De todas formas, si ves el hilo conductor del disco, a pesar de esa rabia que hay en algún tema siempre hay respeto por el camino que sigue cada uno.

Según avanzo en la escucha, me vienen sonidos sesenteros españoles. Con el último tema, ‘En tu guarida’, la relación con ‘Something’ de The Beatles es muy visible.

Javier: Lo hicimos como un homenaje, aunque no estamos del todo contentos con el resultado final (risas). Esa progresión de acordes la ha hecho todo el mundo, pero esa melodía y la producción quería ir en esa línea. The Beatles es mi grupo favorito después de la adolescencia y se nota (risas). Tienen discos que son flipantes. En lo que decías tú de los sesenta españoles, era inevitable que no se fijasen en ellos o en The Rolling Stones como se ve en Los Brincos, Los Íberos, Los Sioux…hicieron en producción productos mejores de los que se hace en la actualidad.

A veces también ocurre que se ha despreciado la cultura popular propia.

Javier: Tenemos una cultura importante en nuestro folklore natural que viene de la copla, la canción de autor y el flamenco. Nadie duda que es cojonuda aunque se venda como que sólo la podemos hacer nosotros. Luego pasa que parece que solo se hace flamenquito-pop y es una basura. La pena es que no haya ocurrido como con el blues en Estados Unidos, que de esa raíz no haya una evolución similar. Hay cosas cojonudas, pero el problema es que al gran público no se le ofrecen esos productos. Esa es la putada de la cultura musical en este país.

Sabiendo que hay bandas que sabes que funcionarían.

Javier: Claro, hay productos que son fáciles.

En ese sentido, viene al pelo preguntaros a vosotros que lleváis esos doce años al pie del cañón sobre la situación industrial musical española…

Javier: Desde que empezamos a tocar esto parecía inviable, pero sí que había antes una sensación, una vibración de que podías tocar. Había pequeños sellos que todavía funcionaban, vendían copias, podían vivir…existía la posibilidad de buscarte un poco mejor las habichuelas. Aparte, las redes sociales llegaron cuando empezamos nosotros. Primero fue el MySpace y fue una revolución para las bandas. Te podías relacionar con otros grupos y montamos giras por Francia, por ejemplo. Era un medio de comunicación muy abierto, pero desgraciadamente se vino abajo. La sensación que me da ahora es que todo pasa muy rápido. Aunque también se recupera antes a las bandas cada vez que se hace un vídeo, por ejemplo. O con las playlists que encuentras con la música en streaming. Sobre todo con lista de discos completos. Por ejemplo, hay un programa ahora en Radio 3 (‘Discópolis’) que está haciendo una batida por años en la que contextualiza, y es una manera de conocer de manera aún más completa y entender cada disco. Tu escuchas un disco de David Bowie sin contextualizar y posiblemente no lo comprendas.

Presentasteis el disco en la sala Caracol el pasado año y habéis estado girando por Zamora, Santander, Teruel, Zaragoza…¿contentos con la acogida?

Javier: Lo cierto es que sí. Por ejemplo, el concierto de Zamora nos resultó bastante especial y estamos contentos con el resultado. Porque a veces ocurre que te cuesta salir, te da pereza salir al no ser la novedad de antes, pasas tiempo fuera de casa…igual te apetece hacer otro tipo de actividades. Por lo que tienes que buscar alicientes para ir con ganas. Antes uno tenía en la cabeza la idea de la fiesta, mientras que ahora buscas una sala adecuada, donde tocar bien…el final resulta el mismo pero de manera diferente (risas).

Y volvéis a Madrid a primeros de marzo.

Javier: Sí, tenemos cita el 4 de marzo en la sala Galileo. Y al día siguiente iremos a Esquivias, en Toledo, donde siempre nos han tratado muy bien. Después Arnedo en Logroño y en abril bajaremos por Andalucía y Murcia. Ahora nos pensamos más las fechas para no acabar saturándote. Tu cabeza no dura para siempre (risas).

¿Por cierto, vivís de la música?

Javier: No. Algunos componemos para otros, damos clase o tocamos en otros proyectos, pero supone más una paga extra que un sueldo con el que sobrevivir (risas).

Y, para terminar, ¿a quién os gustaría que entrevistásemos?

Javier: Me llama muchos la atención todo lo que rodea a Standstill. El esfuerzo que hacían todos ellos para montar esos conciertos que ejecutaban… Para mí es de lo mejor que he visto en la escena nacional últimamente. También Rufus T. Firefly.

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