Aunque la gira europea de Soviet Soviet ha pasado recientemente por España, esta banda italiana ha sido noticia en nuestro país principalmente por algo tan extramusical como la deportación de sus miembros a Italia tras su rechazo en la frontera de los Estados Unidos. Hoy le prestamos atención a Endless, su último trabajo.
Lejos de ser unos recién llegados, Soviet Soviet tienen a sus espaldas una dilatada trayectoria. A sus tres álbumes publicados hasta el momento hay que añadir el recopilatorio Nice (Tannen Records, 2011), que combina los dos primeros EP de la banda, editados en 2009 por ellos mismos y caracterizados por una voz poco depurada y unas guitarras deudoras en exceso del rock gótico de comienzos de los años ochenta, tan reminiscentes de Bauhaus como de Christian Death. Poco después vería la luz su primer álbum, el brevísimo y todavía algo primerizo Summer, Jesus (Tannen Records, 2011), en el que sin embargo, la propuesta de los italianos aparece más consolidada. La banda adquiriría mayor entidad con un excelente Fate (Felte, 2013) que ya exhibe la mayoría de rasgos que encontraremos en su último trabajo de larga duración, Endless (Felte, 2016).
Durante sus ocho años de existencia la formación de Soviet Soviet ha sido la de un clásico power trio, con Alessandro Constantini a la guitarra, Alessandro Ferri en la batería y Andrea Giometti asumiendo un doble rol como bajista y cantante. Sin embargo, el sonido de Endless presenta algunos cambios con respecto a su obra anterior. Es posible que la voz de Giometti suene algo menos nasal de lo acostumbrado aunque es más destacable el nuevo tratamiento sonoro recibido por el bajo. Si bien este instrumento continúa siendo el principal soporte rítmico de unas canciones sobrevoladas por la guitarra de Constantini, el flanger al estilo de The Cure que constituía su principal seña de identidad sonora ha sido reemplazado en buena medida por un saturado fuzz. Este aumento de la distorsión le presta una intención contundente que recuerda a la de A Place to Bury Strangers, como se puede apreciar en los riffs iniciales de ‘Going through’ o ‘Pantomime’.
La propuesta planteada por Soviet Soviet en Endless pasa así a alejarse del goticismo más anquilosadamente canónico para discurrir por cauces rockeros y cercanos al shoegazing. Pero además, las atmósferas generadas por la banda resultan ahora mucho menos opresivas gracias a unas guitarras que han ganado en luminosidad, aportando un carácter etéreo a las nuevas composiciones que contrasta con la crudeza sónica del bajo. ‘Endless Beauty‘ es quizá el mejor ejemplo de esta nueva dualidad de unos Soviet Soviet que han sido capaces de evolucionar sin traicionar su naturaleza básica.