Let Show reunió anoche en El Perro de la Parte de Atrás a dos de los grupos más interesantes del rock subterráneo nacional: The Levitans y The Heeps. Pese a que en cartel el concierto se anunciaba a las 21.30, las puertas no se abrieron hasta media hora más tarde y la música no empezó hasta las 22:30. Un partido jugado de tú a tú que contó con las mismas ocasiones, convertidas en minutos, para ambas formaciones. Una fórmula de eliminar la etiqueta de ‘teloneros’ que a menudo parece dar alergia al público.

 

El primer tiempo del partido fue para The Levitants, grupo pucelano ya habitual en la agenda madrileña. El cuarteto sacó su primer disco, Gravity for the Masses, en marzo de este año y desde entonces no han parado de girar por la geografía española. Pese a la frialdad (e incluso falta de educación en ciertos casos: el local cuenta con unos sofás maravillosos para beber y charlar sin enturbiar los directos) del público presente, la formación tiró de profesionalidad y mediante la deportiva técnica de nadar en negativo, supieron reponerse e ir de menos a más. El concierto fue ganando adeptos que se rendían ante Sergio, su cantante, un center puro, un hombre capaz de tocar el techo del túnel subterráneo metálico que es El Perro. Rock sobrio y sin aspavientos en un grupo que sencillamente se dedicó a tocar sin pararse en reclamar la atención mediante interpretaciones histriónicas. Rock sin aditivos que se alimenta tanto de las buenas letras como de su perfecta instrumentación visible en los temas que hilaron durante su recta final, hits como Mental Control, Serendipity, Holy Boy (donde el público coreaba el estribillo) o el himno que ya es Light and Strokes (recuerda que The world is mine, The world is yours). Mención aparte merece Something Strange, la moñas según ellos, mi favorita. Lástima que el árbitro diera la hora justo cuando todos nos estábamos entonando.

 

En el descanso entre grupos, el olor hizo que pensase si pedirme una de calamares o de carabineros, pero decidí ser profesional y seguir con lo mío. El segundo tiempo fue para The Heeps, formación con la que El Perro se puso hasta los topes. Tanto que el pobre peluche de los altavoces pasó a mejor vida mientras los presentes movíamos la cabeza como si fuéramos la mascota que da nombre al céntrico local. El grupo madrileño presentaba Dreams in Reverse, disco recién salido del horno, una mezcla de punk, brit y alternativa de la de siempre, que fue acogido a las mil maravillas. El concierto fue como si en mi hermosa lavandería hubiera metido a los primeros Arctic, melodías y estribillos a lo Franz Ferdinand, hubiera hecho unas cuantas  london callings y me hubiera paseado por 24 Hour Party People y This is England. Yeah, yeah, yeah! Frente a la impasividad de sus acompañantes instrumentales, Manuel Luciana, la voz, se movía espasmódica y rítmicamente al ritmo marcado. El público parecía animarse aunque no llegaba a soltarse la melena y olvidar la pose en cualquier esquina del garito (salvo a excepción del espontáneo que subió a menear sus caderas). Cortes para bailar hasta el amanecer, desencajándote, contorsionándote, saltando, mirando al suelo y sin importarte de donde viene y que planes tiene quien se mueve a tu lado. God save the Rock!

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