Drakkar Nowhere es uno de los álbumes más completos de lo que llevamos de 2016. Pop, rock y jazz espacial se dan la mano para fabricar un clásico moderno.
Antecedentes
Beyond Beyond is Beyond tienen un gusto exquisito por la psicodelia, así que enfrentarse por primera vez a Drakkar Nowhere fue muy sencillo. Sabía a lo que iba, conocía el éxito sin haberlo catado. Daniel Collás y Morgan Phalen han culminado un álbum exquisito cuya historia se inició en el verano de 2012. Drakkar Nowhere es un trabajo que ha durado cuatro años y que ha involucrado a multitud de músicos suecos, entre los que destaca Moussa Fadera, que toca la batería durante todo el disco. Destaca también la presencia de Ned Doheny, que canta en ‘Higher Now’, el tercer corte.
Sin embargo los grandes protagonistas son Collás, que ya mostró su capacidad con NYC Phenomenal Handclap Band creando canciones que mezclaban lo disco con el pop y el rock psicodélico.
Drakkar Nowhere es un LP extraño, al escucharlo, uno no sabe si se está enfrentando al viejo pop de los sesenta y setenta, o si en realidad está descubriendo un universo nuevo. Drakkar Nowhere es como si Ray Manzarek, Marvin Gaye e incluso Tame Impala se fusionasen para hacer darle solera a la psicodelia.
Canción a Canción
‘Any Way‘ ejerce de perfecta apertura, con influencias jazz y quizás algún eco de la pareja Lennon – McCartney a través de un piano dulce y de líneas vocales cristalinas. Nada innovador, pero tampoco es un asunto baladí. En ‘How Could That Be Why?‘ comenzamos a sumergirnos en una especie de jazz cósmico, una sensación que se alargar hasta ‘Higher Now‘ a través de unos sintes galácticos (con cierto aire doorsiano) además de un bajo hipnótico, y que toca techo con ‘At The Edge Of The Mangroves‘, una obra potente, directa y espacial.
‘In The Eye Of The Time‘ supone un corto interludio que nos sumerge aún más en una atmósfera etérea. Ya en sexta posición continúa ‘Did It Ever?‘ que aporta un gracioso fraseo y más groove al disco si cabe (bien punteado por una flauta digna de Jethro Tull). Un verdadero clásico moderno. ‘Chippewa‘ acelera para acabar calmándose en su propia fogosidad y hacerle hueco a ‘The Line‘, que cierra el conjunto de canciones “normales” con un marcado downtempo perfectamente enmarcado en el sonido del álbum. Y la última de verdad es ‘Salutation To The Sun‘, una alegre odisea de casi nueve minutos bien troceada que va recorriendo diferentes escenarios como lo haría la mejor psicodelia expansiva de los 60, hasta alcanzar la paz.
Alegato Final
No vas a enfrentarte a un álbum que entronque mejor el pop sesentero con el rock progresivo de la década de los setenta. Drakkar Nowhere es capaz de beber de multitud de fuentes para acabar facturando un producto único, que si bien contiene numerosas reminiscencias, al final te sonará a nuevo. La música en general y la psicodelia en particular necesitan de agitadores, de tipos como Collás y Phalen, que se atrevan a mezclar sin miedo, que expandan el sonido para atraer a nuevos creyentes.
Drakkar Nowhere es un viaje de cuatro años que ha llegado a su destino, que no es otro que tus altavoces.