Hace un mes que charlamos con la voz y alma de un proyecto muy particular. Él es navarro, el grupo se fundó en Barcelona, pero se perfeccionó en Sevilla donde, de momento, permanece Kenedy.


Nada de presidentes malditos norteamericanos. Con él hablamos sobre la música en la actualidad, en el pasado y sobre experiencias tan sorprendentes como tocar en el Festival Internacional de Teatro de Mérida. Guts es su último trabajo y bajo grabadora no sabían si seguirían este año rodándolo. Podemos dar la buena nueva: en mayo estarán en el Pop Overthrow de Liverpool.

¿Por qué Kenedy? ¿Alguno es fan de JFK o de la saga familiar?

Yo estuve en Barcelona y después me fui a Sevilla. Quería grabar temas que tenía en acústico y además ir captando gente para formar el grupo. Y Kenedy surgió al pensar en una palabra en inglés que sonara fonéticamente bien y así ocurrió.

Además es una palabra que a pesar de ser inglesa, no da a equívocos.

Sí, eso también es importante.

¿Cómo se creó la banda?

Yo grabé con Roberto Urzáiz de El Columpio Asesino (ahora en Amor de Tokyo) el primer EP y con eso me fui a Sevilla y puse varios anuncios buscando compañeros de banda. Guitarra, batería y bajo. Contacté en primer lugar con el bajista y desde el primer momento hubo sintonía. Él tenía dos colegas que tocaban los demás instrumentos así que pensamos que era más fácil que yo me hiciera a ellos que no seguir buscando. Y así surgió. Lo bueno es que ya teníamos un nombre, un estilo y un recorrido muy avanzado.

Después de dos EPs, fuisteis a por el larga duración. ¿Cómo fue el proceso?

Sí, el año pasado. Lo cierto es que muy bien. Teníamos claro que queríamos un estilo más directo. Una producción pensada más en nuestros futuros bolos, más en lo que nos salía de las entrañas. De ahí también el título: Guts. Esto es lo que somos y lo que hacemos. Por ello, también contamos con Rafa de G.A.S. Drummers, una persona que venía del hardcore y del power-pop, que sabíamos que iba a darnos lo que queríamos sin perder la esencia de Kenedy.

Para el despistado que no se haya escuchado el disco, ¿qué vamos a encontrar?

Es un disco de escucha fácil y muy ecléctico. Tiene muchos registros, temas más intensos, otros más lentos o de un desarrollo más largo. Las letras hablan de nuestros gustos como la música, la serie, el cine o la literatura. Sobre todo sobre la amistad. Siempre he intentado no hablar de las típicas canciones de ruptura y odio (risas).

Tocasteis en el teatro clásico de Mérida dentro de su festival. Personalmente, me parece acojonante. ¿Cómo fue la experiencia?

Un amigo nuestro es programador de teatro y me llamó para decirme que estaba haciendo una producción con Beth (Operación Triunfo) y quería que hubiera una parte cantada. Y que nosotros pusiésemos la música. Estuvimos hablando con el director y nos dio ciertas pautas diciéndonos dónde quería más movimiento o cierto estilo o ambientación. Hice ciertas canciones, el director quedó satisfecho y luego con Beth también las trabajamos ajustándolas a su tono de voz y a su cadencia. Después, en el local le dimos forma y consistencia y nos fuimos al festival a tocarlo en directo delante de 3.000 personas. Fue una experiencia muy enriquecedora tanto por hacer canciones para otro cantante como por lo que supuso tocarlas en directo. Al ser teatro, tenías que estar con el libreto y estar atento a cuando dijera una u otra frase para empezar a tocar. Todo dependía de la cadencia, de si un texto era eliminado por olvido…una tensión brutal (risas). Una semana tocando y una experiencia inolvidable.

Fuisteis fichados por Sello Salvaje.

Sí, se pusieron en contacto con nosotros para saber si teníamos algún contrato en firme con alguna discográfica. Estábamos trabajando con Antonio Romero en Tres Sesenta en ese momento y como siempre ha habido muy buen rollo, lo hablamos y vimos que lo mejor era aprovechar esta oportunidad. Y desde el principio muy bien. Mucha confianza y sabiendo que se está actuando de manera transparente.

¿Vais a estar girando el disco este año también?

Aún no lo sabemos. Nuestra idea era meternos en festivales, pero no ha habido suerte. Y sería tocar donde siempre, así que de momento queremos esperar a ver qué nos depara este 2015.

Habéis participado y ganado varios concursos de bandas. ¿Creéis que es una de las mejores formas que tiene una banda para darse a conocer?

Yo creo que lo ha sido y lo será siempre. Los concursos o bien te dan dinero o la posibilidad de grabar un disco o publicidad. Siempre es positivo. No creo en los concursos de votación por Internet porque no le veo utilidad real. Si se trata de un jurado contrastado, sí, sin duda. Nosotros cuando nos presentamos al Suberock y lo ganamos, nos sentimos genial porque hacía tres meses que nos habíamos formado y nos llevamos 3.000 euros. Pensamos, ¡joder, somos buenos! (risas) Y ahí nos lo empezamos a creer. Y luego ya vino el de Red Bull que ese sí que fue…

¿Con quién os gustaría compartir escenario (artista vivo o muerto)?

Pues Damien Rice o Glen Hansard. Ese típico tío que con la guitarra te desmonta. No creo que durase mucho ya que soy muy llorica (risas).

¿Qué disco está sonando en tu cabeza durante la entrevista?

Vamos a tirar para casa y diré Amor de Tokyo (risas).

¿Creéis que en la actualidad un grupo tiene que manejarse en las redes sociales?

Absolutamente. El primer grupo que monté fue en 1995 y costaba horrores conseguir un bolo, grabar cualquier canción era jodidísimo y el sonido casero era decente, pero nada más. Y en cambio, ahora, en dos segundos has creado un evento e invitado a doscientos amigos. Aparte, ahora también hay una saturación brutal de grupos. Y mucho tiene que gustar una canción para que no estés a los dos minutos haciendo cualquier otra cosa.

¿A quién os gustaría que entrevistásemos?

Pues a Amor de Tokyo y a Cosmic Birds.

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