Glen Hansard ha vuelto, ha vuelto con The Frames, publicando un disco celebrando el 25 aniversario de la banda, y publicando también un disco en solitario. Y lo hace como siempre. Insuperable.


El cantautor irlandés, que lleva enganchándonos durante años, ya sea con su grupo, en solitario, con banda de acompañamiento, en la pantalla grande, o con Marketa Iglová, con la que compartió ‘Once’, y un disco como The Swell Season, ha reaparecido con el disco Didn’t He Ramble.

Disco que comienza con Grace Beneath The Pines, canción a piano en la que ya hace alarde de voz, y demuestra que pese a que hayan pasado tres años de su anterior disco (Rhythm And Repose 2012), el talento sigue intacto, y da así paso a Wedding Ring‘, donde coge la guitarra acústica, y nos da una dosis de lo que esperamos cuando escuchamos su nombre. Historias convertidas en canciones, y a su vez, cargadas de sentimientos, que harán que el público se sienta como el protagonista de las mismas.

Nos da paso a Winning Streak, donde seguimos la tónica anterior. Un sencillo riff de guitarra bien acompañado por banda, y dejando todo el peso sobre la desgarrada voz de Hansard. Her Mercy, melancólica canción, que nos da paso a una de las más destacables del disco. McCormack’s Wall, donde saca su vena más irlandesa. Una canción totalmente melódica, donde deja paso a su mejor acento, y saca a lucir el acompañamiento de violín tan característico en Irlanda. Le sigue Lowly Deserter, otro de los cortes más distintivos del disco, donde somos atrapados por una gran combinación de batería, violines, trompetas, mandolina y voz para ser llamados al grito de desesperación del cantante dublinés.

A continuación, Paying My Way, donde Glen Hansard vuelve a coger la guitarra para atraparnos en una simple canción, y hacernos no querer salir de ella en los tres minutos y medio que dura. Porque sabemos que una vez que acabe, dejaremos de ser parte de la historia en la que, como ya adelantamos anteriormente, nos sentimos protagonistas. El final es inevitable, pero de la mejor manera posible, porque, como pasa durante todo el disco, sabes que la siguiente canción te enganchará de igual manera, y es el turno de My Little Ruin, le deja el turno a Just To Be The One, penúltima canción del LP, con un pegadizo riff de vientos y una importante presencia de la percusión que cede el protagonismo a la voz, y en momentos contados a la presencia de guitarra y violín. Y con esto damos paso a la despedida del disco, a Stay The Road, una gran canción para cerrar, donde Glen Hansard pone los restos en su archiconocida y más que rota guitarra acústica para despedirnos, y dejarnos con el deseo de cruzarnos en una gira, que de momento, no tiene prevista parada en España.

Como conclusión final, creo que citaré a mi propia abuela, que sobre Didn’t He Ramble ha dicho: “Es música que merece la pena escuchar”.

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