Tokyo Sex Destruction lleva en acción más de diez años en los que han tenido todo lo que una banda puede desear: innumerables directos, evolución personal y musical, además de 6 álbumes (La Red Soul Communnitté, Black Noise Is The New Sound, 5th Avenue South, Singles, The Neighbourhood y Sagittarius). Entre Neighbourhood y Sagittarius, los Tokyo Sex Destruction han tenido cuatro años a su público sin nada nuevo que llevarse al oído, y es que la disolución planeó sobre el ambiente.


Con Sagittarius los de Vilanova i la Geltrú han conseguido resurgir. Cuatro años sin publicaciones, tres años sin girar y bajas en la formación, no frenaron a Tokyo Sex Destruction. Ni la sombra del buen The Neighbourhood paró al grupo. Sagittarius es la vuelta de Tokyo Sex Destruction a los inicios, a 2003, al Le Red Soul Comunnitté, pero con un sonido más complejo, trabajado y lleno de nuevos sonidos impesables una década antes. Encontramos percusiones latinas, desarrollos psicodélicos, estribillos de soul y el sonido de rock clásico en ellos (MC5 o Stooges). RJ Sinclair citaba acerca de las influencias lo siguiente: “Mi principal idea a nivel musical era mezclar Fugazzi con Arthur Lee, pasándolo por la batidora latina del Carlos Santana de Woodstock. Por eso creo que ha sido fundamental Fernando Pardo, productor del álbum, al que después de darle referentes de lo más diverso trataba de darnos coordenadas para tocar, haciendo las veces de gurú espiritual. Bueno, creo que en eso la marihuana también ha tenido otro papel fundamental.” “Dead Cops”, “Call the Doctor”, “Seven Sisters”, “When Those Times Are Coming Back”, “Put Your Hands Up!” y “Every Little Thing” dan fe de que Tokyo Sex Destruction volvió para quedarse. Podemos ver dos vertientes en Sagittarius, la autobiográfica pura, y la de experiencias cercanas. Eso sí, nunca abandonando su estilo de denuncia social. En “Peace is Money” la banda critica a la sociedad, que mientras vive en la abundancia no tiene quejas, pero que después, con las crisis salta a protestar, y pese a ello, sigue diciendo que el dinero no da la felicidad. Hay también mucha rabia e impotencia canalizada, acumulada a lo largo de estos años. También se percibe un cambio en la tendencia de la propia crítica, que no busca aleccionar al público. Tokyo Sex Destruction ha pasado de querer expresar la verdad absoluta, a expresar opiniones críticas pero constructivas, de nuevo, más madurez.

Sagittarius es un nuevo y buen capítulo que demuestra la evolución del grupo, una evolución positiva y trabajada. Un álbum para coger fuelle otra vez, que sirva de apoyo para el futuro de la formación. Tokyo Sex Destruction se muestran menos punk que nunca, pero tan directos como siempre. La producción y consejo del citado Fernando Pardo se muestra importantísima también, y es que su opinión a lo largo de la grabación, se tornó en paternal. La propia opinión del productor de los estudios Black Pepper ilustra muy bien lo que es el álbum en sí mismo:

Si he de elegir una palabra que describa la sensación que genera la primera escucha de Sagittarius de Tokyo Sex Destruction es sorpresa. Este es ante todo un disco sorprendente, en el que una banda que parecía encajonada en su estilo y abocada a la eterna repetición, se reinventa con una soltura que descoloca en la primera escucha. Y lo hacen con madurez y buen gusto, conservando gran parte de su esencia original, de su amor por la rudeza y el rugido áspero de sus discos anteriores. Pero esta vez lejos de encasillarse han decidido crecer y madurar con un punto de ambición y de capacidad musical que nos hace tener la sensación de que estamos ante unos nuevos Tokyo Sex Destruction.   Con un sorprendente control sobre los matices y las dinámicas, la banda ha sido capaz de crear una obra emocionante, con un concepto global que sobrevuela por cada una de las canciones. Un concepto en el que siguen teniendo cabida la llamada a la revolución y la exaltación de la individualidad, pero esta vez con un enfoque diferente donde lo místico y lo mitológico se entrelazan perfectamente con lo cotidiano. El camino iniciado en su disco anterior, The Neighbourhood, es sublimado en esta ocasión, dando un paso más en su acercamiento a la música de raíz americana, explorando más a fondo el camino que se encuentra entre el Soul de Detroit y el Latin Soul Neoyorkino. Sagittarius, más allá de lo musical, representa una terapia de renacimiento ante la crisis personal y de grupo que ha sufrido la banda después de parones y varios cambios de formación. Después de las dudas que genera la travesía entre los veintitantos y los treinta y pocos años cuando decides dedicar tu vida al rock and roll y a la música alternativa, Tokyo Sex Destruction renacen en este disco. Como el Ave Fenix, renacen de sus cenizas con una frescura y seguridad que sorprende y te hace escuchar de nuevo el disco una vez acabado entre sorprendido por lo que han conseguido y deseoso de volver a disfrutarlo de nuevo.

También reconoce la banda un cambio en el formato de la composición, provocado de forma casi accidental por el cambio de ritmo de la banda: sin conciertos, sin giras, hay más tiempo para componer. Alguno podrá pensar que no son los Tokyo Sex Destruction de siempre, pero lo cierto es que son la esencia evolucionada de la banda que comenzó en esto hace ya diez años.

Importantes también ha sido los cambios en la formación de la banda, y es que solo quedan dos miembros de la formación original. En diez años el grupo de amigos del instituto que quedaban para tocar han pasado a ser adultos con vidas independientes y todo lo que ello conlleva. Cuando la banda no es lo principal para algunos, los cambios en la alineación no tardan en llegar. En este sentido, Tokyo Sex Destruction han apostado por

Se espera que Sagittarius suene por España, Europa y América, siendo Francia probablemente la primera parada en el extranjero de los de Vilanova.

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