La Idea Salvaje (Sony Music, 2015) es el último álbum de estudio de Carlos Sadness, un magnífico trabajo que ha consagrado al artista. Hemos tenido el placer de hablar con él sobre el disco, sus influencias y su opinión acerca del panorama musical español, entre otras muchas cosas. Este verano podréis disfrutar de su directo en los diversos festivales nacionales a los que asiste.


Antes de nada, por mera curiosidad… ¿Por qué “Sadness”? Tu personalidad e imagen hacia el público siempre parecen apuntar que eres una persona optimista y divertida (¡sobre todo en Snapchat!).
Es para despistar, es broma. Es por una historia que se remonta al instituto y no tiene que ver con el significado de la palabra. Si casi he estado a punto de ser humorista y por culpa de Snapchat debe haber gente que piense que lo soy.
Ya centrándonos en lo realmente interesante, ¿cómo surgió la idea de tu último álbum de estudio, La Idea Salvaje? ¿Fue un proyecto premeditado y calculado o una serie de casualidades e improvisaciones que finalmente dieron su fruto una vez puestas en conjunto?
Yo voy haciendo canciones sobre lo que me va enseñando la vida, sobre lo que vivo y siento, a veces sobre lo que sueño, así que nunca son discos muy premeditados. Como está hecho en dos años, se entrelazan historias, porque tienen mucho que ver las unas con las otras, y por eso hay canciones que conectan con otras y hay una especie de argumento durante todo el disco. Pero eso es un reflejo de mi vida en esos últimos años y de las canciones que en ese tiempo han salido. Así que cada disco tiene un poco de casualidad, de lo que te haya dado la vida.
El sonido de este último disco está muy cuidado y trabajado con sofisticación y delicadeza. ¿Crees que esto es porque ahora cuentas con más medios que en tu disco debut o porque has preferido darle más importancia a la post-producción?
Ciencias Celestes estaba bastante cuidado en ese sentido también, incluso tenía cosas que musicalmente son más complejas a nivel teórico. Las composiciones de las canciones de Ciencias Celestes son más retorcidas que las de La Idea Salvaje, pero es cierto que con este último acumulaba más experiencia y conté con un viaje a UK donde trabajar más a fondo el sonido del disco. Pero los medios para ambos discos fueron parecidos, de hecho se han grabado en el mismo estudio.
¿Cuáles han sido las principales influencias a la hora de componer La Idea Salvaje? ¿Fueron canciones fáciles de escribir o te dieron tus quebraderos de cabeza?
Musicalmente me influye lo que escucho y lo que escuché de pequeño, desde Simon and Garfunkel hasta Vampire Weekend, pero a la hora de hacer la canción como tal, la letra, etc. creo que no tengo tantas referencias y me guío por lo que el interior me dicta. A veces hay canciones que se resuelven con facilidad, porque está muy claro el mensaje, como ‘Qué Electricidad’, ‘Bikini’ o ‘Sputnik’; otras son más complejas, como ‘No Vuelvas a Japón’ o ‘Astronomía en el Tibidabo’. Pero al final todas se resuelven, si no, se quedan en el tintero.
¿Sientes que Carlos Sadness ha madurado musicalmente desde aquel Atraes A Los Relámpagos (Sony Music, 2010)? ¿Qué consejos le darías al Carlos de aquel entonces?
En aquel momento me daba  un poco de miedo hacer este tipo de canciones, a veces no me sentía del todo capaz o pensaba que no tendría nivel como para conectar con la gente. Le diría que perdiera esos miedos y se lanzase a componer sin complejos. En la naturalidad está la fórmula, ya tenía personalidad, me faltaba confianza. Sí he madurado, porque cada vez me atrevo más a hacer lo que me apetece y tengo capacidad técnica para llegar hasta ello. Es bonito cuando imaginas una canción y eres capaz de crearla tal cual está en tu cabeza.

¿Qué Carlos crees que te representa más: el de ‘Días Impares’ o el de ‘Bikini’?

No creo en el blanco ni el negro, creo que esas dos canciones dicen cosas muy mías. De hecho, creo que ‘Bikini’ es una canción que no la puedo imaginar en boca de otro cantante, a pesar de ser divertida y desenfadada, es un tipo de diversión muy personal. Creo que eso es lo que la convierte en una canción de éxito dentro del disco. Hay gente que quiere hacer una canción de baile, pero no tiene nada que contar, y cuenta cualquier cosa para poder hacer esa canción. ‘Bikini’ es diferente, cuenta una historia loca llena de imágenes que eclipsa el hecho de que es una canción de baile. Lo bueno es que al acabar esa historia, todo el mundo ha bailado.

Y… ¿Un acústico en una sala íntima o un eléctrico en un macro festival?
Me gusta todo, me gusta vivir una cosa y la otra. Me lo paso bien en cada concierto, y creo que hay momentos eufóricos en acústicos igual que momentos emocionantes e íntimos en festivales.
Fotografía promocional realizada por Álvaro Sanz.
¿Crees que tu público es exigente? Es decir, que es crítico y busca en ti (y en tu “producto”) algo más que una dulce voz.
Habrá de todo, porque uno no controla a todo el mundo que le escucha. Pero creo que mi público valora el contenido de las canciones, por encima de la forma; y eso me gusta, porque la forma es algo que con el tiempo va quedando antiguo, pero el contenido suele ser mucho más atemporal. Creo que es gente a la que le gusta la literatura, la poesía, el arte en general, porque esta propuesta tiene bastante más de eso, que de solos de guitarra.
Después de haber visto cómo te afectó personalmente el “secuestro” de tu querido ukelele, entendemos que para ti es algo más que un simple instrumento. Cuéntanos algo más acerca de esta “relación” y lo que significa para ti.
Es el instrumento con el que más he tocado en directo, ha venido conmigo a citas importantes y emocionantes, me fastidiaba perderlo. No duermo abrazado a él, pero le tengo cariño y creo que lo justo era que se retirase conmigo, su compañero de aventuras.
Sabemos que sueles usar a menudo las redes sociales. ¿Son un buen método de autopromoción para un cantante que no recibe el apoyo que merece por parte de las emisoras de radio?
Yo apenas sueno en Radio3, y mucho menos en radios comerciales, aunque lo segundo lo puedo entender. Pero he llegado a crecer gracias a la gente, que se ha identificado con frases, con canciones y no ha dejado de compartirlas y de gritarlas en su vida y sus redes. Esa promoción es brutal, quizás es más lenta, pero no hay mejor prescriptor que tu mejor amigo, que tu mejor verano, o tu mejor viaje en coche con esa canción que suena. Obviamente sí me haría ilusión que alguna radio creyera que está bien hacerme sonar, pero no voy a sufrir por eso.
En relación a esto último, hoy en día las redes sociales lo controlan absolutamente todo y crean un impacto abrumador en la sociedad. ¿Hemos llegado demasiado lejos en cuanto a exponer constantemente nuestra vida privada? ¿Alguna vez has pensado en cerrar todos tus perfiles para gozar de ese anonimato del que muchas veces os veis privadas las personas públicas?
Yo no publico nada personal o íntimo en mis redes, todo es un reflejo de mi vida artística. Vale que a veces sale mi gato, o un trozo de mi salón, pero no interfieren en mi vida personal. Así que creo que cada uno es capaz de medir lo que expone y ser consciente de las consecuencias. No tengo Facebook personal, no tengo ninguna red fuera de lo artístico, pero entiendo que a los seguidores les guste ver el tipo de vida que llevas. En general la gente es respetuosa, lo malo son algunas personas que beben y pasan a tomar una confianza que no toca. Sobre si me gustaría gozar del anonimato, es un debate muy largo, para muchas cosas es útil. No entiendo por qué hay tanto chaval en internet obsesionado con ser famoso, con juntarse con otros famosos… Y sin preocuparse ni siquiera por tener talento, parece que lo que prima en la vida es la popularidad. Me da un poco de pena eso.
¿Cuál es tu visión sobre el panorama musical español (facilidades o problemas a la hora de publicar un álbum, venta de discos físicos, asistencia del público a los conciertos…)? ¿Aún tenemos mucho por recorrer o no está tan mal como nos lo pintan?
Hay que darle un valor a la música, un valor económico. Eso lo hemos perdido durante muchos años, se montaban conciertos gratuitos de artistas que salían por la tele, nadie compraba discos… De golpe nos hemos dado cuenta de que esa gente que nos hacían escuchar era un coñazo y queremos tener nuestro propio gusto, y ese gusto se paga, mediante Spoti, mediante festis, conciertos… Creo que eso es un paso positivo, porque la música tiene un valor que parecía estar perdiéndose.
¿Es necesario cantar en inglés para poder triunfar fuera de España?
No lo sé, porque amigos como La Pegatina tocan por toda Europa y les va genial. Si haces buenas canciones en castellano, tienes toda Latinoamérica. Manel tienen muchas de las mejores letras que se están haciendo en este país, cantando en catalán y funcionan hasta fuera de Cataluña. Creo que el idioma no condiciona tanto como el talento.
Eres un cantante que apenas deja de girar alrededor del país durante todo el año. ¿No sientes el desgaste de la carretera? ¿Has pensado en tomarte algún tiempo libre después del verano de festivales o eres de los que compone y se siente inspirado cuando está de gira?
A veces he sentido que no paro y que el cuerpo me pide una temporada sin tocar para centrarme en otras cosas, pero luego llega el fin de semana y lo echo de menos, así que es una contradicción horrible. Tocar engancha, te vuelves adicto a la magia de los conciertos, porque es una dosis de amor y arte preciosa, y más con lo bien que está yendo ahora.
Por último, ¿hay algo que te gustaría alcanzar como músico que aún no hayas tenido oportunidad de realizar? ¿Alguna espinita clavada?
Mi concierto en México, ¡¡pero está al caer!!
Muchas gracias por tu tiempo, Carlos. ¡Nos vemos en los festivales!
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