Entrevista a Moses Rubin con motivo del descubrimiento de su fino Bear With Me y la grabación del que será su primer largo.


Hace unas semanas os hablamos de Bear with Me, el primer EP de Moses Rubin un madrileño barbudo al que un viaje a las islas británicas le ha devuelto la ilusión por la música. Hace unos días estuvimos tomándonos un café en una céntrica calle de Madrid mientras hablábamos de sus nuevos proyectos, el disco venidero, lo pueblo que resulta Madrid y su experiencia por Leeds. El próximo viernes 11 de marzo le tendréis en el Café La Palma teloneando a Miki Serra. Más información en Notikumi.

Moses Rubin no es tu nombre real ni tiene relación con el gol de Moses al Rubin Kazan (risas).

M.R.: ¡Para nada! Es mi nombre traducido al inglés. Como empecé con mi proyecto en Inglaterra, si les decía mi verdadero nombre no lo entendía nadie y al tener un apellido que suena internacional, eliminé una letra de mi nombre y decidí presentarme así.

Por el lado positivo, te puede abrir más fácilmente las puertas al mundo exterior.

M.R.: Sí, bueno, sobre todo es coherente con el proyecto ya que canto en inglés.

Cuéntanos qué se esconde tras esa barba y tras Moses Rubin.

M.R.: Detrás de mi barba una cara de niño aunque ya he cumplido los veinticinco años. Y detrás de mi nombre realmente no se esconde nada. Soy yo mismo y así me he lanzado al panorama musical.

 

Según hemos conocido, anteriormente formabas parte de dos proyectos muy diferentes como era The Baked Beans in Tomato Sauce y, sobre todo, Milk It. ¿Por qué este cambio de actuación? ¿Tuvo que ver esa marcha a Inglaterra?

M.R.: Sí, más o menos. Con Milk It llegué a grabar un EP y un disco y después es cuando me fui a Inglaterra por los estudios. Es una etapa que disfruté mucho, en la que aporté un toque más bluesero del garage que ahora hacen y en la que creo que hicimos muy buenas canciones. Con The Baked Beans se ha quedado todo muy en stand by (risas).

¿Estando allí pensaste ‘ahora mejor sólo que mal acompañado‘?

M.R.: No, realmente este proyecto surgió de manera natural. Cuando me fui a Inglaterra pensé dejar la música de manera temporal, seguir componiendo y tocando pero de manera privada. Pero estando allí, mi novia me animó a seguir con ello. Además, ya sabes que allí es un ambiente diferente, hay mucha vida de open mic, jam mic… y me animó a tocar solo. Me compré una guitarra por 50 libras en una tienda musical de empeños. Una guitarra maravillosa. Es una guitarra brasileña de los años setenta fabricada con maderas nobles y luthier que la ve, se enamora de ella (risas). Con esa guitarra estuve tocando todo el año pasado, en acústico y de bar en bar. Así además te curtes, te vas animando al ver que el tipo de música que haces les gusta a un público experto en ello. Eso siempre te da mucho respeto pero a la vez te anima.

Tocar en Leeds ante un público experto tiene que darlo.

M.R.: Además del componente del idioma. Aquí al menos tienes un margen con el inglés, cada vez menor, pero ahí está. Y yo siempre he confiado mucho en mi dominio, pero allí estás mucho más vendido en ese aspecto. Cualquier fallo en la gramática te lo van mirar con lupa.

Pero la experiencia fue buena.

M.R.: ¡Fantástica! De hecho llegué a ganar un concurso de cantautores cuyo premio era una guitarra Martin valorada en 800 euros (risas). En uno de los garitos más chulos de la ciudad montaron un concurso, en el que colaboraba Jägermeister y un par de marcas más, y en esa edición salí ganador y con esa guitarra debajo del brazo (risas). Después, también, me presenté a otro concurso nacional que se llama el Open Mic UK (similar al FestiMAD) en el que primero vas a una audición y luego pasas varias fases. En mi caso, la audición fue en Manchester con jurado de Universal Music. Pasé el corte para la semifinal de la zona y se supone que este pasado octubre tendría que haber tocado en el Opera House de Manchester y de ahí a Londres. Pero en septiembre es cuando volví a España y, claro, sólo era cantar un tema y volver allí sólo para ello suponía mucho gasto. Me quedo con la parte positiva de haber pasado esa ronda y ya está (risas). Además, tengo muy buenos recuerdos de esa audición ya que casi pierdo el autobús (risas).

Ahora que has vuelto a Madrid, ¿qué diferencias encuentras respecto al trato al artista, a la música en directo y demás?

M.R.: Desde aquí ya había tenido mi primera toma de contacto con el público, pero sí que notas que allí hay un mayor respeto hacia el músico. Y que no me maten por esto (risas). Como te he contado, la experiencia fue buenísima. Allí tienen la costumbre de dejarte una pinta en el escenario si le gusta lo que tocas y alguna que otra noche me llevé unas cuantas (risas). Siempre se acerca alguien a decirte que le ha gustado, el público está callado mientras cantas aunque no sepa quien eres. A mí no me conocía nadie, solo mi novia, pero te guardan ese respeto. Aquí a veces el público habla mucho aunque, casualmente, una de mis peores experiencias fue en York. Participé en un festival en que el arte y los negocios locales, digámoslo así, salían a la calle. En el restaurante en el que yo trabajaba en Leeds tenía allí sede y me ofrecieron tocar. Obviamente, llovió así que tuve que tocar dentro del local en la comida que estaban teniendo los organizadores del evento y sólo me estuvo escuchando un vecino de la calle que me decía que le estaba gustando. Y sólo seguí tocando por él. Fue un poco raro, la verdad.

Bear with me es tu primer trabajo. Esta compuesto por cinco temas (cuatro propios y una versión). Fue producido por Brian Hunt. ¿Qué vamos a encontrar en él?

M.R.: Se trata del inicio del proyecto de la parte discográfica ya que, de hecho, ya estoy grabando el que será el primer disco. Una carta de presentación. La elección de que fuera en acústico y sencillo es porque este proyecto nació desde una pureza que quería conservar aunque sólo fuera para esta primera entrega. Es un disco que encaja muy bien con cómo fueron los inicios del proyecto. La experiencia con Brian Hunt fue fabulosa. Me he reído y aprendido con él una barbaridad y puedo decir que le considero un colega. Es más, las grabaciones que estamos haciendo ahora se están llevando a cabo en El Invernadero también. Se grabó en un día y estoy muy contento con el resultado, la verdad (risas).

¿Cómo se te ocurre hacer una versión de un tema de Bo Diddley? (risas)

M.R.: Esto es un poco la vida de Brian. Siempre he tocado mucho blues y en Inglaterra, además de tocar folk, tocaba blues en acústico. Muy del delta. Estábamos grabando en el estudio y toqué cuatro acordes de lo que tocaba en Leeds. A Brian (Hunt) le gustó y decidió que lo grabásemos en las escaleras del estudio con dos micrófonos. Hicimos eso y quedamos muy contentos, la verdad. Ese tema suena diferente precisamente por eso.

La portada. Siempre tiendo a fijarme en ellas. Es bastante explicativa en cuanto al título del disco. Un oso humanizado.

M.R.: Desde pequeño me he sentido identificado con el oso. Y la portada es un dibujo de mi novia de hace unos dos años. Lo vi y dije ‘es muy yo’. Fue un flechazo y desde entonces sabía que tenía que ser una portada de disco. Además, el disco se llama Bear With Me que en inglés significa aguántame y lleva incluida la palabra ‘oso’ (risas). Incluso los tonos ocres parece que tienen que ver con esa sencillez con la que ha surgido todo.

¿Como se mete uno de lleno en la grabación de su primer disco si acaba de publicar el primer ep hace dos días? (risas)

M.R.: Lo cierto es que Inglaterra me he vuelto a enamorar de la música y quien me conoce lo sabe. He vuelto con ganas de hacer muchas cosas y con muy buenas vibraciones sobre mi trabajo. Todavía soy joven para intentarlo. Además, quería hacerlo bien y al ser un proyecto en solitario sólo dependo de mí. Cuando estás en un grupo es más complicado ponerse de acuerdo, ver qué fechas eliges, en qué gastas el dinero, cómo lo promocionas…en el factor económico te supone un mayor gasto, obviamente, pero eres tú mismo el que pone los tiempos y quien decide. La madurez artística que he conseguido en Inglaterra se merecía un proyecto así. Me parecía que era el momento adecuado. De hecho, a la semana de volver a España me puse en contacto con Ramiro (Nieto) y Martí (Perarnau) y les encantaron los temas así que ha ido todo rodado. Lo importante es disfrutar de lo que estás haciendo porque eso repercute en tu trabajo.

¿Y sabemos cuando verá la luz?

M.R.: Aún es una incógnita. Estamos ya en la grabación y calculo que para abril como tarde estará grabado. Va a ser una grabación intensa con mucho trabajo ya que también se le suman los ensayos puesto que haremos la grabación en directo. Pero hay mucha ilusión en el proyecto. Es un proyecto muy ambivalente ya que puedo interpretarlo tanto en formato banda como en solitario en acústico y que nace con la intención de tocar en cuantos más sitios mejor.

De hecho, hace poco se publicó un vídeo musical por Ave Mono (precioso) en directo en acústico. ¿Cómo surgió la colaboración?

M.R.: Casualidad y suerte (risas). Ave Mono es un proyecto de Manel, un chaval que trabajaba en un estudio de grabación que se llamaba ‘El Submarino’, de aquí de Malasaña. Tuvo que cerrar y entonces decidió sacar el estudio a la calle y sacó Ave Mono. En mi caso, vi que en Facebook colgó un mensaje en el que hablaba sobre este nuevo proyecto y donde decía que los primeros vídeos los haría de manera gratuita. Le escribí esa misma tarde, le gustaron mis temas y nos fuimos al Café Ruiz y el resultado fue flipante. El sonido es acojonante ya que grabas con instrumentos de estudio de primera clase. Yo creo que esa es su idea, proponerte grabar un disco donde quieras y utilizar el vídeo como documento de esa grabación. La calidad del sonido es igual que la de un estudio clásico.

 

Para terminar, ¿a quien te gustaría que entrevistásemos?

M.R.: A Germán Salto. Si no le conoces, escúchatelo. Sólo decirte que la razón de querer trabajar con Ramiro (Nieto) y Martí (Perarnau) fue su disco (risas). Y ellos lo saben. Uno de los mejores discos nacionales del último año y tiene un rollo sixties muy bien hecho.

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